Un trabajo discográfico del acordeonero Rolando Ochoa, la grabación de Silvestre Dangond, hechos fundamentales que le dan un vuelco al género.
En el vallenato, los pecados son un pan de cada día. Desde el pensamiento, hasta la manera de grabar los mensajes en muchas canciones, especialmente, si son de la nueva generación.
Se pasó de contextos como “brota un amor verdadero, como una flor sin espinas, dame el perdón por tus besos, aunque el dolor me lastima” a desparpajos de la talla de “cada parte de tu cuerpo, quiero que sea solo mío, hoy quiero besar tu cuerpo y te pintaré tu ombligo, que nada nos interrumpe quiero que esta noche sea especia, quiero que tu boca sea el inicio de lo que aquí va a pasar, quiero que amanezcas en mi cama y que hagamos muchas cosas ricas”.
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